4 de diciembre de 2011

Días amargos




El dinero abulta poco en la cartera. El frigórifico deprime al abrirlo. Cruzas los dedos para que ese estúpido trabajo no falte, aunque sea donde cada día te sentientes más deprimida, más oscura, más vieja.

Pero la crisis no es sólo económica.

La salud se resiente. Las enfermedades apararecen. El vecino se entera que tiene cancer, al perro lo atropellan, la abuela ingresada y tu amigo que vuelve de un entierro.

Y el amor... pobre. Un juego donde signos de interés es equivalente a debilidad. El corazón debe estar vacio, si no te saltas las reglas. Es válido decir "me pones cachonda", pero no "ayer pensé en ti".

¡Basta!

Hasta el optimismo tiene un tope. La sonrisa se va volviendo irónica. El interior está tan seco que ni las lagrimas afloran. Perdonadme si hoy no me levanto de la cama, si desconecto el movil, si me echo la manta a la cabeza y me hago la dormida cuando llamais a la puerta, pero he agotado las reservas de ánimo que me quedaban. Dejadme buscando en las sábanas si me queda algún sueño.

15 de agosto de 2011

piedras





Me pido perdón públicamente, por los errores que he vuelto a cometer, y que parece que no puedo evitar seguir cometiendo. ¿Se aprende a esquivar piedras?

19 de julio de 2011

Fluyamos

Quisiera hacer de mi vida un poema.
De la poesía, mi vida.
De mis días, estrofas,
y de mis pensamientos, versos.
            Me declaro con derecho inalienable a enamorarme todos los días, de un pájaro, de un árbol, de una sonrisa, de un sueño. Igual de inalienable será mi prerrogativa a trasladar ese amor con libertad, sin obligación de permanencia ni caducidad. Sin avergonzarme, saborear los pecados que me sugiera el corazón. Fluir deleitándome en cada rincón del cuerpo. Ser roja. Sangre. Menearme a ritmo de latidos. Morder la vida cada día.

24 de mayo de 2011

Acampada en Sol


¿Cómo explicar aquello que deja mudo? Y es que lo que está ocurriendo en sol, la acampada, es increible.
Algunos la habeis visto ya. Pero para los que no, os la intentaré explicar.

Aquello es como una burbuja, una ciudad dentro de otra ciudad. Perdón, corrijo, no se puede denominar "ciudad", porque ya quisieran algunas ciudades parecerse a aquello. Es otro mundo. Organizado, funcionando, efectivo. Tienen su propia enfermería, su zona de suministros de alimentos, sus puntos de información, su zona infantil, su zona de estudio,su huerto, su biblioteca, su zona de masajes para relajar a lo que llevan muchas horas allí... Lo tiene todo, y a todo puedes acceder. Reciben donaciones de comida, alimentos, artículos, baños portátiles... También hay un tenderete por cada tipo de comisión, está la comisión de política a corto plazo, política a largo plazo, de la mujer, de espiritualidad...
Se hacen asambleas, reuniones y actividades, en las que intentan escuchar a todo aquel que quiera participar.

Ayer salí de trabajar, y a la dos hora, estaba sentada en la calle, con un grupo de ciudadanos que nunca había visto. Entre todos, debatíamos el tipo de reforma legislativa conveniente. Cuando llegábamos a un apartado, dato, o laguna de conocimiento sobre algún tema, los mismos participantes politólogos o estudiantes de derecho lo explicaba de forma clara. El concenso que saliese de allí, sería presentado a la asamble general, que son todos los ciudadanos que esten a en la plaza a la hora fijada.

No solo sentí que en política mi opinión importaba, sino que además, entre todos escuchabamos y nos hacíamos cargo de las diferentes opiniones o problemas de los demás. La ciudad era nuestra. Llevo seis años estudiando filosofía, y anoche fue la vez que más cerca me he sentido de Grecia. Incluso en detalles tan aparentemente vanales, como el de colocar el corro en semicírculo para que la voz se proyecte mejor.

La gente se pasa horas trabajando en la calle. No tienen ningun animo de lucro, simplemente creen en lo que hacen, están enamorados del mini-mundo en el que, cada vez, más gente participa, más gente cree. Siempre no has enseñado que la colaboración de todos era una utopia. Que el pueblo necesitaba alguien que lo vigile y lo organice para que las cosas funcionen, porque él por sí solo, no puede, no sabe, no quiere. "La gente es mala, no puedes contar con su colaboración, se aprovechan... " todo son mentiras que nos han enseñado para que no nos unamos, estemos separados, seamos débiles.

En Sol, son fuertes porque están unidos. Ya no le veo sentido calificar de irrealizables a las utopías, porque sol, es un ejemplo de utopía, de un sueño hecho realidad, o mejor dicho, una realidad que antes se creía sueño.

Palomi

PD: fotos sacadas de google imagenes.

25 de febrero de 2011

Medio año en Madrid

  ¿Como es Madrid?
   Dentro de unas semanas, hará medio año que estoy aquí, y con motivo de ello hoy toca hacer balance.
   Tengo que confesar que he tenido mucha suerte, he tropezado con personas muy buenas, que han hecho todo infinitamente más fácil. Y las que no lo eran, las circunstancias las han puesto fuera de mi cotidianeidad, aunque, en algunas ocasiones fuera en contra de mi voluntad, por lo general ha sido de agradecer. (Por cierto, curiosa esa actitud del ser humano de aferrarse a personas que no le convienen).
   No me ha hecho falta la boina para sentirme como Paco Martínez Soria en la gran ciudad.
   En Madrid, hay de mucho de todo. Los días pasan rápidos. Tienes infinitas posibilidades de ver, de hacer, de ir, de pensar, de compartir. A diario hablo con mucha gente. Pero por otro lado, también tienes un sentimiento de vacio extraño. Porque ese todo no es firme, aquí todo es temporal, las actividades, la gente con la que coincides... y al final, tienes una sensación de nada, la cual también te hace sentir libre para hacer de todo. Un extraño círculo vicioso que engancha.
   He conocido personas extraordinarias, interesantes y, sobretodo, peculiares que a menudo destrozan mi enfoque de la realidad. También, he conocido "cabezas huecas" que intentaban rellenarla con litros de alcohol.
   Me dado cuenta de lo semejante que era yo a al segundo grupo, y he aplicado sus mismas soluciones.
   El alcohol fue el primer recurso, pero luego vinieron otros para ocupar ese vacio: el amor, el chocolate, el narcisismo, los libros...
   Hasta que me cansé, y ocurrió lo contrario. Por algún motivo, me ha dejado de preocupar la imperfección o la soledad, disfruto sabiéndome "hueca". Mi estupidez en vez de generarme rechazo, se me hace simpática.   
   Antes, intentaba ser cuerda con todas mis fuerzas. Ahora, aumenta cada vez más una dulce sensación de locura que no me esfuerzo en reprimir.