25 de febrero de 2011

Medio año en Madrid

  ¿Como es Madrid?
   Dentro de unas semanas, hará medio año que estoy aquí, y con motivo de ello hoy toca hacer balance.
   Tengo que confesar que he tenido mucha suerte, he tropezado con personas muy buenas, que han hecho todo infinitamente más fácil. Y las que no lo eran, las circunstancias las han puesto fuera de mi cotidianeidad, aunque, en algunas ocasiones fuera en contra de mi voluntad, por lo general ha sido de agradecer. (Por cierto, curiosa esa actitud del ser humano de aferrarse a personas que no le convienen).
   No me ha hecho falta la boina para sentirme como Paco Martínez Soria en la gran ciudad.
   En Madrid, hay de mucho de todo. Los días pasan rápidos. Tienes infinitas posibilidades de ver, de hacer, de ir, de pensar, de compartir. A diario hablo con mucha gente. Pero por otro lado, también tienes un sentimiento de vacio extraño. Porque ese todo no es firme, aquí todo es temporal, las actividades, la gente con la que coincides... y al final, tienes una sensación de nada, la cual también te hace sentir libre para hacer de todo. Un extraño círculo vicioso que engancha.
   He conocido personas extraordinarias, interesantes y, sobretodo, peculiares que a menudo destrozan mi enfoque de la realidad. También, he conocido "cabezas huecas" que intentaban rellenarla con litros de alcohol.
   Me dado cuenta de lo semejante que era yo a al segundo grupo, y he aplicado sus mismas soluciones.
   El alcohol fue el primer recurso, pero luego vinieron otros para ocupar ese vacio: el amor, el chocolate, el narcisismo, los libros...
   Hasta que me cansé, y ocurrió lo contrario. Por algún motivo, me ha dejado de preocupar la imperfección o la soledad, disfruto sabiéndome "hueca". Mi estupidez en vez de generarme rechazo, se me hace simpática.   
   Antes, intentaba ser cuerda con todas mis fuerzas. Ahora, aumenta cada vez más una dulce sensación de locura que no me esfuerzo en reprimir.