11 de enero de 2017

Homenaje a Y y a M

 Tanto tiempo ha pasado que ya los recuerdos de los recuerdos han desaparecido.
  Recuerdo vuestras caras, pero no vuestra presencia. 
  Recuerdo que me fascinaba la risa de Yona. Se reía con todo su cuerpo. Esa expresión corporal eran como ondas expansivas de una explosión que se había producido en su interior. De verdad, no exagero, era alucinante. La hacía reír sólo para ver el proceso una y otra vez. Alcancé una especie de habilidad sensorial para escuchar esa risa aunque estuviera en la otra punta de la casa. Su sonido me hacía feliz. Nunca había sentido eso.
  Amé a esa niña de tres años como nunca había amado a nadie. Yo decía para mis adentros, que era el sol que me faltaba en el cielo de esa tierra siempre nublada.
  No me extraña que al llegar a Sevilla lo primero que me llamase la atención fuera alguien que tuviese facilidad para reír. No era similar el proceso, pero sí la frecuencia. Pese a que su risa no me fascinaba, me reconfortaba, e incluso, fue haciéndose su propio espacio.  Durmiendo a su lado, no pensaba en todo lo que había dejado atrás, en otro país. Me ayudó a centrar mi atención en el presente que vivía. Me adaptaba a la que era mi ciudad natal, ya ajena para mí. Una vez establecida y acostumbrada, nuestros caminos se separaron. Por primera vez en mucho tiempo, la que se iba y abandonaba la ciudad no era yo.
  Dos tipos de amores muy diferentes quedaron atrás en el 2.016. Quería haceros un guiño, una especie de homenaje, por todo lo que me hicisteis sentir.
  Hoy lleno mis días con mi risa. No está a la altura de la vuestra, pero es propia y me hace feliz. 

26 de febrero de 2014

Mañana en casa

Estoy contenta.
Los días que no voy a trabajar son felices para mí. Disfruto de estar en casa, de mi tiempo, escucho música, incluso bailo, estudio, aprendo curiosidades por internet, limpio, pongo lavadoras, juego con Lola, cocino...
¿He nacido para ser ama de casa, o se trata de un asunto de alienación laboral?

Recuerdo que cuando estaba en 4º de la ESO iba contenta a clase.
El ámbito laboral debería ser también un espacio en el que aprender, crecer, superamos, en definitiva, vivir.
Pero nos son incómodos los espacios tanto laborales como académicos.

¿La alienación es tan fuerte que dificulta que podamos vivir, disfrutar, machacando durante la jornada parte de nuestra humanidad? ¿No hemos sido capaces de crear una sociedad en la que convivir bien?¿Hemos avanzado durante más de veintiún siglos para que el resultado sea la esclavitud a costa de sacrificar nuestra realización personal?
¿O soy yo?

27 de marzo de 2013

Mensaje de una violenta

    Los métodos pacifistas están sobrevalorados.
    Me apena ver como los movimientos sociales tienen que limitar su actuación a esa etiqueta, para que la opinión pública no se le vuelva en contra. Una movilización radical no debe tener cabida en este, nuestro Real Sistema Democrático.

 ¿Y no es él el violento? La esclavitud capitalista es más violenta que tod@s los antisístemas del mundo, comúnmente llamado en los medios de comunicación como terroristas. No me refiero solo a los críos que pasan su infancia explotados en fábricas para llenar nuestras avanzadísimas tiendas de productos importantisimisimos para nuestra vida diaria, como ropa de marcas que tod@s ya conocemos.
    Me refiero a mi compañera de trabajo que no puede cuidar de su hijo cuando está enfermo porque pasa todo el día en su puesto de laboral.
    Me refiero a las familias que echan de sus casas.
    Me refiero a un porcentaje bastante alto de amig@s que no tienen nada, pero aún así están endeudados con el banco, hacienda... por diversos motivos.
    Me refiero a pasar los días en un trabajo que odias, para pagar el alquiler y vivir precariamente porque el resto del sueldo (que rara vez es mucho) es para los beneficios y comodidades de un asqueroso empresario que en vez de estarte agradecido, te trata como si no fueras nada.
    Me refiero a tener que mantener una familia cuando hace meses que no consigues trabajo, mientras ves que a l@s niñ@s se les hace rompen las zapatillas o la ropa se le queda pequeña.

    Todos estos casos, y más, son los que generan en mi interior violencia, llevándome a simpatizar con determinadas posturas radicales o posicionamientos antisistemas. En este momento del discurso, es cuando la señora opinión pública te dice: ¡No hay que escucharla! ¡No sigas leyendo! ¡Es una antisistema! Ya no tiene razón en nada. ¿La vas a oír?.

   Cuidado, porque la frustración de la violencia cotidiana es la que siembran tentaciones explosivas hacia determinadas sedes. Empieza a nacer en mí admiración y solidaridad por personas que no sólo son tentadas.

    Ustedes me hacen violenta. Y cada vez a más gente. Tengan cuidado.

20 de febrero de 2013

Declararse la paz

Nota mental: Declararse la paz.

En estos meses he tenido momentos intensos, preocupaciones, miedos, decisiones... Mientrás una moraleja se ha ido haciendo cada vez más presente en mi cabeza. Después de todo, lo que queda siempre, siempre, siempre, eres tú a ti misma.

El problema, es que olvidamos ese centro de conexión con nuestro interior. Nos descolgamos.
Mimarse no es un lujo, es una necesidad. 

Preocuparse de los demás es bueno, sano, lógico, normal, entrañable y justo.
Olvidarse de ti misma es malo, insano, ilógico, anormal, cruel e injusto.

Tened en cuenta eso a la hora de priorizar.

21 de diciembre de 2012

Complicidad en la rivalidad



Dicen que es importante elegir bien a nuestr@s amig@s, pero que más importante es saber elegir a l@s enemig@s.
Extraña verdad he encontrado en estas palabras, cuando, a raíz de una pelea anécdotica, empezó mi infantil conflicto con una chica.
La fuí conociendo mejor al callarse nuestras bocas, ya que me permitió escuchar otras formas por las cuales hablaba. Los actos.
Extrañamente, darle la espalda ha sido la mejor forma de asegurármela.
Dice más el tenso silencio que se genera al encotrarnos que aquella conversación de saludo que manteníamos.
¿Cómo poder explicar que nuestra rivalidad es más bonita que nuestra amistad?
La exclusividad de mi enemistad se ha convertido en una muestra de respeto y afecto. También siento bastante complicidad, e incluso, orgullo.
Motivos que me mantienen en no querer hacer las paces. En disfrutar lo hermoso que esta lucha está sacando.
Como amiga, nunca le hubiera dedicado una entrada en el blog. Pero nuestra guerra sí se la merece.

Es extraño, pero bonito.

17 de noviembre de 2012

Today

  Hoy escuché un eco del pasado, me dí la vuelta para ver de donde venía. Era un eco, ya no había nada. Sólo yo mirando recuerdos. La gente que me importó, la que quise, con la que compartí. Cómo han cambiado. Cómo nos quisimos, ¿se acordarán de mí?. ¡Qué lejos estamos! Curioso, eso hoy no me duele.

  Hoy por primera vez, miré al pasado, sin que me doliese. Sí, todo cambió como debía, todo es como deber ser. Cuánto he luchado en contra del cambio. Qué cruel me parecía. Qué natural me parece ahora.

 Hoy estoy feliz. Comprendo que no puedo sola. Qué las cosas cambian. Qué no puedo aislarme por miedo a los finales. Qué necesito gente a mi lado. Qué debo dejar de bloquear, y empezar a fluir. ¿Más? Bueno... al menos sin sentirme mal por ello.

   Hoy... que grande es el hoy!

6 de agosto de 2012

Distancias


Desde bien pequeñita, como un castigo kármico, me he tenido que alejar de las personas que yo quería.
Y, hasta hoy, no me he dado cuenta, que hay muchos tipos de distancias.
Y que hay más factores que alejan que el simple espacio. 
Y que dos personas no están juntas si una de ellas no quiere. 
Y que da igual si son centímetros o kilómetros, barrios o países lo que nos separan.
Y que hay mucha gente lejos a mi lado. 
Y que hay mucha gente a mi lado que está lejos. 
Y que ya sólo quiero estar, con la gente que se trabaja la cercanía, 
esté donde esté.