21 de diciembre de 2012

Complicidad en la rivalidad



Dicen que es importante elegir bien a nuestr@s amig@s, pero que más importante es saber elegir a l@s enemig@s.
Extraña verdad he encontrado en estas palabras, cuando, a raíz de una pelea anécdotica, empezó mi infantil conflicto con una chica.
La fuí conociendo mejor al callarse nuestras bocas, ya que me permitió escuchar otras formas por las cuales hablaba. Los actos.
Extrañamente, darle la espalda ha sido la mejor forma de asegurármela.
Dice más el tenso silencio que se genera al encotrarnos que aquella conversación de saludo que manteníamos.
¿Cómo poder explicar que nuestra rivalidad es más bonita que nuestra amistad?
La exclusividad de mi enemistad se ha convertido en una muestra de respeto y afecto. También siento bastante complicidad, e incluso, orgullo.
Motivos que me mantienen en no querer hacer las paces. En disfrutar lo hermoso que esta lucha está sacando.
Como amiga, nunca le hubiera dedicado una entrada en el blog. Pero nuestra guerra sí se la merece.

Es extraño, pero bonito.

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